Análisis del Informe sobre Desarrollo Humano 2025

Ricardo Luna

 

“Una cuestión de elección: Personas y posibilidades en la era de la IA”


Publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Informe sobre Desarrollo Humano 2025 no es solo un diagnóstico, sino una advertencia y una invitación:
Advertencia: la inteligencia artificial (IA) no será neutral si no tomamos partido en su diseño, aplicación y regulación.
Invitación: a repensar las políticas públicas, el derecho, la economía y hasta la educación desde una óptica centrada en las personas.

¿Qué está en juego?

Mientras los algoritmos avanzan a velocidad de vértigo, el desarrollo humano global parece haberse detenido. Tras los efectos devastadores de la pandemia, las mejoras en salud, educación e ingresos (los tres pilares del Índice de Desarrollo Humano, o IDH) se han estancado o incluso retrocedido. Y ahora, con la llegada de la IA, nos encontramos en una encrucijada:

¿La inteligencia artificial ampliará nuestras posibilidades o profundizará las desigualdades existentes?

La IA como “nuevo fuego”: ¿Qué puede hacer realmente?

El informe compara la IA con la electricidad: un motor transversal de cambio estructural. Pero advierte algo clave:

“La IA no actúa sola. Refleja —y amplifica— nuestras decisiones, sesgos y estructuras sociales.”

Esto significa que:

  • No es “inteligente” por sí sola. Su diseño depende de quienes la programan.

  • Puede automatizar el trabajo, pero también puede complementar y potenciar las capacidades humanas.

  • No tiene agencia (capacidad de decisión ética), pero puede afectar directamente nuestra autonomía personal, política y laboral.

Tres ejes estratégicos para orientar la IA hacia el desarrollo humano

1. Construir una economía de complementariedad

Pasar del temor al reemplazo a la visión del trabajo conjunto:

  • Aprovechar la IA para mejorar el rendimiento de trabajadores humanos, no para eliminarlos.

  • Establecer políticas públicas que incentiven una IA pro-trabajador, que mejore la productividad y proteja los derechos laborales.

  • Evitar el despliegue de “IA mediocre” (so-so AI) que destruye empleos sin aportar valor real.

2. Impulsar la innovación con intención

No toda innovación es sinónimo de progreso. El informe propone:

  • Fomentar alianzas entre gobiernos, empresas y sociedad civil con un propósito social claro.

  • Crear métricas que midan el impacto social, ético y ambiental de la innovación en IA.

  • Usar la IA como herramienta de descubrimiento, sin suplantar la creatividad humana.

3. Invertir en capacidades que importan

Para que las oportunidades que trae la IA no sean privilegio de unos pocos:

  • Fortalecer la educación digital, el pensamiento crítico y las habilidades relacionales.

  • Aplicar la IA para cerrar brechas educativas y sanitarias, especialmente en contextos vulnerables.

  • Diseñar políticas de conectividad universal y alfabetización tecnológica con enfoque en derechos humanos.

¿Quién gana y quién pierde?

El informe lo deja claro:

  • Las desigualdades pueden agravarse si la IA sigue concentrada en pocos países y empresas.

  • Mujeres, personas con discapacidad, adultos mayores y estudiantes de zonas rurales enfrentan mayores barreras de acceso y participación.

  • La cultura importa: modelos como ChatGPT reflejan los valores del entorno en que fueron creados, generando sesgos hacia los países con IDH muy alto.

Hoja de ruta jurídica y política

Este informe tiene profundas implicaciones para quienes trabajamos en derecho, políticas públicas y diseño institucional:

1. Regulación con enfoque humano

  • Diseñar marcos legales que garanticen la transparencia algorítmica y protejan la agencia de las personas.

  • Establecer protocolos de auditoría y ética para los sistemas automatizados.

  • Reconocer nuevos derechos digitales frente a los usos abusivos de datos y algoritmos.

2. Democratizar el acceso a la IA

  • Garantizar infraestructura, conectividad y recursos para que nadie quede excluido.

  • Promover licencias abiertas, modelos públicos de IA y estándares de accesibilidad.

  • Crear políticas de formación y reentrenamiento adaptadas al contexto tecnológico.

3. Fomentar la cooperación internacional

  • Incluir a los países con menor capacidad técnica en las decisiones globales sobre IA.

  • Promover la transferencia de conocimiento, capacidades y modelos de gobernanza digital compartida.

  • Apoyar marcos multilaterales como el Pacto Digital Global impulsado por Naciones Unidas.

Conclusión: ¿Tecnodestino o humanismo digital?

El Informe sobre Desarrollo Humano 2025 no plantea un mundo gobernado por máquinas, ni niega el potencial de la IA. Lo que propone es algo más profundo:
Recordar que el futuro de la IA se define hoy, a través de nuestras decisiones como gobiernos, empresas, educadores, juristas y ciudadanos.

En el IFJA creemos que el derecho debe ser protagonista de este debate. Porque las preguntas sobre IA no son solo técnicas: son éticas, sociales y profundamente humanas.

¿Te interesa que abramos una serie de contenidos formativos sobre “IA y Derechos Humanos”? ¿O una clase magistral basada en este informe para aplicarlo en el ámbito jurídico y político? Podemos construirlo contigo.

DOCUMENTO COMPLETO: https://shorturl.at/GZ33o 

0 Comentarios